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Sus nombres son Ed Watson y Derence Kernek, y tienen 78 y 79 años. Son pareja desde hace más de cuatro décadas, y juntos han vivido una vida en común llena de amor, pese a las muchas dificultades que les supuso durante años vivir en un entorno hostil. Ahora libran la que puede ser una de sus últimas batallas. Watson, enfermo de Alzheimer, quiere contraer matrimonio con Kernek antes de que la enfermedad le impida reconocerlo.
Watson y Kernek se conocieron en la Universidad Estatal Politécnica de California en septiembre de 1970. Acabaron trabajando para Sprint, una compañía de telecomunicaciones, y fueron trasladados a Kansas City. Allí vivieron durante años lo más aisladamente posible de vecinos y compañeros de trabajo -que nunca supieron de su relación- para evitar las reacciones homófobas. “La seguridad era importante, así que nos trasladamos a un lugar en medio de la nada, lejos de vecinos, compañeros de trabajo y del Ku-Klux-Klan“, rememora Kernek. Contaron para ello con la complicidad de una iglesia inclusiva local: en 1989 celebraron en la iglesia una ceremonia de unión ante unos pocos amigos.
Tras la jubilación, la pareja se trasladó a Oregón, donde durante unos años regentaron una granja biológica en la que cultivaron sus propios productos. Hace cinco años, incapaces ya de mantener la granja, se establecieron en Palm Springs (California), donde registraron su unión civil, y donde se han convertido en activos miembros del grupo local de Prime Timers, un organización de mayores gays que organiza múltiples actividades sociales.
Ahora Watson y Kernek quieren ver cumplido un último sueño: poder contraer matirmonio mientras Ed, diagnosticado de Alzheimer el pasado verano, pueda ser consciente del momento. “Para nosotros es importante casarnos mientras Ed pueda todavía mirarme a los ojos y reconocerme“, cuenta Kernek. Por eso la pareja se ha unido a Courage Campaign, una red de activismo político progresista que, entre otras muchas causas, lucha por recuperar el derecho de gays y lesbianas a contraer matrimonio en California, perdido tras la aprobación de la homófoba Proposición 8.
Pese a que el estado de Watson se ha deteriorado en los últimos meses, la pareja todavía confía en que la batalla judicial que en estos momentos tiene lugar ante la Corte de Apelaciones de San Francisco tras la declaración de inconstitucionalidad de la Proposición 8 por un juez federal les permita casarse pronto en California, su hogar. “Cada vez es más difícil para Ed moverse de una habitación a otra. Irnos a otro estado está descartado“, explica Kernek. “Tengo días buenos y malos, pero conservo la esperanza“, ratifica Watson.
Fuente | Dos Manzanas I enewspaper -
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